martes, 9 de noviembre de 2010

GLOBITOS CRISTIANOS

Un inicio desesperado de transformar con corazones vacios, es lo que hoy en día nuestra gente sufre.
Personas y acciones bonitas con un buen decorado es lo que se ofrece, lo que se es, lo que se siente.

Un mundo de emociones que apagan lo que verdaderamente Dios quiere hacer. Un grupo de globitos inflados,  aquellos corazones que solo se mueven por emociones, por pasar el tiempo, por el afán de crecer, verdadera hambre y sed de Dios pero que no se sabe controlar ni buscar porque nos enfocamos mas en aquella pronta solución que logramos ver sin esperar lo verdaderamente bueno que Dios tiene para cada uno.

Los globitos cristianos son aquellos que poseen un corazón súper inflado con emociones y sentimientos mal controlados, los que quieren recibir la unción pero que no esperan el momento indicado y quienes no quieren hacer ninguna clase de esfuerzo para recibir de Dios lo que necesitan, sino que actúan por sus propias fuerzas alimentando su ego, creyendo ser completamente llenos y satisfechos pero que en realidad en el ambiente se siente la necesidad de una transformación. Globitos que son ciegos y no ven la necesidad abundante porque se sienten satisfechos con lo que han logrado por su propio mérito, pero llega el día en que aquel globito esta tan pero tan inflado que se explota y no solo se hace daño a si mismo sino también a todos los que lo rodean.

Son globitos que todo el mundo ve, globitos de decoración muy bonitos pero que por dentro solo tienen aire, nada firme ni consistente, que aunque para decoración sean lo mejor Dios no tiene planeado hacer fiesta con ellos porque son superficiales y de poca duración.

Cada día nos dejamos engañar por lo que sentimos, caemos en el error de llenar nuestro corazón de aire por el afán de querer llenar una necesidad y lo queremos hacer en nuestras fuerzas, entonces nos apegamos a una situación, a un puesto, a una condición, a un ministerio, a una persona y dejamos a Dios a un lado creyendo que esas otras cosas llenaran nuestro vacio y aun sabiendo que es Dios el único que lo puede hacer no lo buscamos y no le permitimos que haga de nuestro corazón una tabla en la que El pueda escribir con su sangre su nombre y el amor que tiene por nosotros.

Somos vasos que se rompen con facilidad, oro que no se deja fundir. Somos globitos inflados con los que Dios nunca hará una fiesta.

Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿Quién lo conocerá?

Jeremías 17:9

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