martes, 2 de noviembre de 2010

EL LIDERAZGO


Primero que todo hay que decir que ser líder no es nada fácil.
Es algo que trasciende que va mas allá de lo que la mente humana puede concebir, ya que la meta mas aceptable es ser como Jesús.
Muchas veces en las iglesias nos llenamos de líderes, todos quieren ser líderes, todos tienen que ser líderes, pero al fin y al cabo ¿lideres de que o de quien?
Da tristeza ver como en los últimos tiempos las iglesias son más faltas de amor y no diciéndolo por sus pastores porque ellos son los que más se preocupan por las almas. Esto se dice por los líderes, nos hemos acogido al afán de ser líderes pero no nos hemos enfocado en el amor que se le debe implantar a aquellas personas que llegan por primera vez o aun así a los más antiguos. Nos queremos llenar de números pero ¿Dónde dejamos la calidad de personas?
Estamos trasformando el mundo haciendo crecer el cristianismo y enseñándoles de Dios, pero ¿ de verdad estamos implantando en otros el corazón de Dios? Son un sin número de preguntas que cuestionan el trabajo de un líder.
Para mi concepto un líder debe ser aquel que te guie pero no esperando nada a cambio, sino que su triunfo es el triunfo de sus discípulos. Un líder debe enfocarse en el amor hacia los demás y cuando logra enfocarse en esto lo vive y vive para dar ejemplo de Dios a sus discípulos.
Un líder siempre debe llevar la delantera, estar para guiar, pero también debe permitir que otros crezcan ya que el líder no es el único que puede triunfar.
Un verdadero líder es aquel que lleva a sus discípulos a la meta y este es su triunfo.
Lo que está pasando es que en la sociedad moderna los lideres y pues bueno la mayoría de las personas se enfocan en ser vistas y crecer pero en un nivel físico incontrolable y dejan atrás la unción, la presencia y el amor de Dios.
Por este motivo muchas veces no queremos estar en nuestras iglesias, no encontramos personas que en verdad nos edifique, porque hemos cambiado la cultura de la iglesia, donde antes abundaba el amor ahora la gente se separa por sus diferencias.
Reconozco que muchas veces nosotros los líderes hemos criado a nuestros discípulos de esta forma, y así no se puede. Puede que no tenga toda la sabiduría ni nada pero de algo si estoy segura y es que cada que un líder crezca debe enfocarse primero que todo en el amor porque es el único que hace que las personas permanezcan en la iglesia y sean de gran impacto al mundo.
La idea es ser portadores de amor, dejar atrás nuestra conveniencia, nuestro egocentrismo, y no buscar números, sino buscar calidad.

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